Todo comenzó tras una salida a última hora, tenía que ir al banco y hacer un depósito con la suma de tres dígitos, o la persona necesitada tendría un contratiempo de los irreparables. Nada material iba a ganar por el esfuerzo, tan solo la satisfacción de hacer un bien, solo que aquella mañana, ese bien se vería encasillado bajo la etiqueta de “los bienes que hacemos de alto riesgo y que la vida no nos recompensa con dinero”. Me detuve frente al semáforo en rojo, activé la palanca de emergencia, y le eché una miradita a mi niño más pequeño, quien dormida plácidamente, ajeno a lo que ocurriría. La hora avisaba que se acercaba el medio día, horario del tapón, de la locura, del estrés, y antes de replantearme la idea de tomar otra ruta alterna, el semáforo cambio a verde. Tan solo fueron seis segundos, tiempo módico para quitar la palanca de emergencia, quitar el freno, y apretar con suavidad el acelerador, seis segundos que de haber sido cuatro, ahora mismo estuviera siete pies bajo tierra. De la nada, como un celaje dejando tras de sí un rastro de humo gris, un pequeño y viejo auto cruzó toda la avenida, de un extremo a otro. Se había comido por completo la luz roja, a unas 70mph, y, a riesgo de ser detenido por un policía y recibir la multa de su vida, nos encontramos a solo tres o cuatro pulgadas de distancia. Y dicen que justo antes de morir, ves tu vida pasar frente a tus ojos, pero en ese instante, lo único que vi frente a mí, fue el terror y el miedo del daño inminente que pudo haber sufrido mi pequeño. No hubo más, no aparecieron recuerdos, no vi ninguna imagen, ni siquiera se escuchaba el ruido de los autos. Y entonces morí: sé que mi corazón dejó de latir por segundos, o eso sentí con certeza, porque el aliento dejó de fluir, y el frío se apoderó de mi cuerpo, paralizándome en el acto. Mis nudillos se tornaron blancos por aferrarme fuerte al volante, y fue solo entonces, cuando volví a recobrar la audición, que miré nuevamente a mi hijo. Él seguía dormido, tan tranquilo, sin saber que su madre había sufrido una muerte mental, a punto de quedar huérfano. Y pensar que si hubiese acelerado un poco más rápido…
Quizá queremos aferrarnos a la idea de que antes de morir, ves tus recuerdos pasar, solo por el consuelo propio de que todo irá bien, de que nos iremos a la tumba con alegría y satisfacción. Pero por más duro y cruel que suene o parezca, la vida es muy irónica y sarcástica como para darnos tal placer luego de haber gozado tanto. Sería muy fácil irnos así, cuando en realidad, aun bajo el fuego del tormento, nos aferramos a la vida, porque sabemos que la muerte es irremediable. Lo que queda, justo antes de ese último aliento, será la esperanza de un segundo más, o de cualquier otro sentir que tu mente produzca, sin ninguna fanfarria de películas o recuerdos, porque nosotros no estamos hechos de recuerdos, sino del sentir.
Y yo no conozco mi fecha de expiración, tampoco quiero saberla, y supongo que tú igual. Pero al menos, el tiempo que nos quede, que nos quede para vivir la vida y no esperar hasta el final.
Dime, amor, si te gusta.
Dime, amor, si te excita.
Moverme con las olas,
sobre tu virilidad.
Dime, amor, si inhalo
en mi boca tu ansiedad.
Para bañarnos en sudor,
y mojarnos extasiados.
Soltando perversos exclamos,
sin ningún pudor.
Y cuando salga el sol,
tocar sus primeros rayos.
Explotando en dulces orgasmos,
dándonos besos de amor.
Existen tres tipos de funcionamiento humano.
Primero, están aquellos que necesitan constantemente de un apoyo verbal y físico para poder realizar y alcanzar las metas. A estos, si no se les hace sentir satisfechos, ponen en riesgo a su tripulación, amenazando con provocarles náuseas, vómitos, y mareos durante el viaje. Suelen ser personas cambiantes, y propicios a dejar planes inconclusos, echándole la culpa a los demás por su propia incompetencia.
Luego tenemos a los que no necesitan para nada ese apoyo. Por lo general, son personas egoístas ante los ojos de los demás, en ocasiones encerrados en su mundo. Pero logran alcanzar el norte de sus propósitos. A estos, si se les ofrece un lote entero de felicitaciones y regalías, suelen sentirse incómodos, incrédulos, diferentes a los demás, y en rara ocasión -a juzgar por usted- caen en el orgullo, aludiendo sus éxitos a su gran creatividad.
Y por último, los indecisos. Estas personas corren por el medio del camino, y dependiendo de quien venga se mueven hacia un lado o el otro. Son un tanto impredecibles, conformistas con el mucho, poco, o ningún apoyo verbal y físico. Tal vez, estos son los que menos se afectan a la hora de comenzar un proyecto, darle forma, y finalizarlo, pues logran disfrutar del silencio y el ruido.
Sea cual sea su funcionamiento, es recomendable entender que la diversidad humana, el conocimiento sin fronteras, y las nuevas ideas, nos perseguirán hasta el fin de los tiempos, y nuestro saber de hoy será sombra del futuro.
©AuraLuna
Ya puedo imaginar tu cara, aun cuando sé que no tendrás esta carta en tus manos, y sonrió al pensar que tú sonríes también. Esta será mi primera de tantas cartas que te escribiré, para al menos darle a la vida lo que ella me ha regalado: tu amor.
Antes que nada debo confesar que mi grado de maldad parece estar más elevado que el de muchos. Porque todos los padres que conozco están las dos semanas antes del comienzo escolar con una tristeza profunda, una pena al saber que sus hijos ya no estarán tanto tiempo con ellos, y que personas desconocidas serán quienes los instruyan. Pero yo, al contrario, cuento las horas y los minutos durante esas últimas dos semanas hasta que llegue el gran día. ¿Que porqué?
Uno: porque nadie resiste ver como en siete días se vacían los doscientos dólares que metes de comida en la nevera. Dos: porque ninguna madre soporta escuchar que la llamen ciento cincuenta veces al día, y menos aún si son dos o más niños. Tres: porque los pies ya están como los Picapiedra de tanto ir y venir. Cuatro: porque a la hora de almuerzo tienes que debatir por media hora para llegar a un acuerdo razonable de lo que se comerá. Cinco: porque no puedes echar un rapidito en la mañana con total relajación sin que uno de los niños abarrote la puerta con sus incansables pedidos mañaneros. Seis: porque ya ni recuerdas ponerte el sostén a causa del cansancio tenebroso y cuando sales a la gasolinera te miran extraña (o calzones, si eres hombre). Siete: porque la casa nunca está limpia o al menos ordenada. Y ocho: porque cuando al fin te sientas en el sillón, parece que Dios se divierte al dejar que uno de los niños derrame un vaso entero de jugo por el suelo.
Así que para mí, el primer día de clases representa menos pérdida de cabello, más rendimiento mental, un poco de silencio en la casa cuando tengo migraña, libertad para poder caminar en pelotas por la casa, una nevera que no se empobrece tan de prisa, y mucho, mucho tiempo para escribir, cantar, pintar la casa, mirar la nueva serie de televisión, o sencillamente ir con una sonrisa de oreja a oreja al trabajo, porque fuera de eso la cara larga te define (esto seguramente lo haces en caso de que tu jefe no te haya dado mas vacaciones de las que querías, con tal de que note tu alegría).
Pero esto está hecho de forma planificada, meticulosamente estudiado así, para que a las dos semanas posteriores por la alegría de no tener los niños en casa, sientas que alguien te da un empujón por la espalda y caigas sin el cinturón de seguridad directo hacia al precipicio de una montaña rusa.
Porque luego te fijas en los tapones vehiculares, en las tareas mandadas más para los padres que para los niños, en el mendigo google que te da mil respuestas en vez de una, en las citas esporádicas a la escuela por la pelea de fulanito, en la compra de tenis nuevas por romperlas a mitad de semestre, en otra oleada de materiales, (en los gritos para que se vayan a duchar no, porque eso es siempre) pero sobre todo, porque al caer la noche, te das cuenta que ni siquiera te has bañado, que todos los trastes están aún sucios, y que tu pareja espera acción candente en la cama.
Es ahí, cuando nuevamente imploro por las vacaciones.
© AuraLuna
Por motivos de seguridad, su nombre quedara bajo el anonimato y solo se utilizara el nick que esta persona ha deseado se utilice.
1. Para los que aun no sepan sobre este movimiento, que es el Flashmob?
En mi definición de flashmob diría que es una actividad espontánea realizada por un grupo de personas con un fin meramente lúdico. Actualmente el movimiento flashmob también considera ciertos actos reivindicativos. Yo, aprovechando la repercusión que usted me va a ofrecer, quiero declarar que mi intención siempre fue lúdica, nunca reivindicativa.
2. Ya que tu nombre se mantiene en el anonimato, podrías al menos decirnos tu nacionalidad?
Soy catalán, de Catalunya.
3. Como surgió esta creación tuya?
Bien, fue absolutamente improvisada. Surgió a raíz del tema musical Saturday nigth:
(https://www.youtube.com/watch?v=LC7bpxSGSas)
4. Iba dirigida a un grupo en particular?
Eramos un grupo de estudiantes de ingeniería de toda Europa. Fue en Lisboa, y puedo afirmar que la primera vez fue en un tranvía de esa hermosa ciudad lusitana. A la voz de " DIDIDADADA" un grupo de unas 15 personas, aparentemente sin conexión entre ellas, empezaron a mover los pies con un ritmo determinado y a cantar " Saturday nigth lalalala...be my baby..!"
5. Que edad tenías cuando comenzaste a impulsar este movimiento?
Creo recordar que fue en 1996.
6. Hoy día se habla del Flashmob como algo que está únicamente relacionado a las redes sociales, celulares, prensa, etc. De hecho, Wikipidea atribuye esto a Rob Zazueta luego de leer un libro de sociología en el año 2003. Sin embargo tu ya habias creado este movimiento. Como era en aquellos principios?
No tengo el gusto de conocer a Rob y no es mi intención quitarle su mérito. No dudo de que el fue el impulsor en redes sociales y demás. Insisto en la parte puramente lúdica del movimiento. Esa misma escena del tranvía se repitió en los días posteriores en diferentes medios de transporte públicos, museos y plazas de la capital lusa.
7. Aun practicas el Flashmob?
Ahora no practico el flashmob, practico otras actividades relacionadas con la nuevas tecnologías y su utilidad en el mundo sentimental.
8. Como ves este movimiento dentro de 10 años?
Lo veo mal.
9. Como te sientes al ver cuanto ha evolucionando el Flashmob a través de los años?
Me siento algo triste pues no creo en las redes sociales. Creo en las personas, en el contacto físico. Si el flashmob se realiza con esa intención estoy totalmente de acuerdo.
10. Para finalizar, que mensaje le das a todos los que practican el Flashmob?
Les diría que practicaran también algo más de sexo.
Hasta aquí la entrevista. Si bien Wikipedia ofrece una versión sobre quien fue la persona que comenzó este movimiento, les puedo asegurar que el Flashmob viene de mucho antes que el año 2000.
Memorias del ayer