Hola,soy

Aura Rodríguez

Escritora Est.Licenciada en Comunicaciones Editora y Correctora Mentora (coacher) literario

martes, 1 de septiembre de 2015

La rosa solitaria

  • 8:10 p.m.
  • por
El maestro Smith reposaba en su cómoda silla de cuero, sosteniendo una copa de vino blanco. Era sábado en la tarde, el día en que podía darse el gusto de disfrutar del silencio en su espacio preferido: el estudio.

De entre tantos libros que tenía a su disposición, siempre volvía a leer su preferido: "La rosa solitaria". No se cansaba de encontrar algo nuevo, como si leyera sus propios pensamientos. Tal vez el hecho de que fue escrito por un joven de unos veinticinco años influía, pero la belleza en las letras, la forma en la que poco a poco el personaje maduraba, lo hacía sentir el protagonista de aquella novela. A la segunda copa de vino se detenía en uno de los párrafos de mayor impacto. Decía: "... ella no sabía que la amaba, pero tampoco quería que lo supiera. Mi ignorancia podía estropear su pasión por las flores, su vasto conocimiento, ese que nadie ponía en valor. Porque ella era una rosa, crecida entre las grietas del cemento, pisoteada muy seguido por seres insensibles. Y yo no quería ser uno de ellos". Al terminar de leer, tomaba un último trago y cerraba el libro de golpe. No podía evitar recordarla, la imagen de la hermosa y tímida Rosa siempre inundaba su mente. Se levantó en silencio, y con lentitud se asomó por la ventana. Un cuadro perfecto, pintado con el mejor pincel se mostraba ante sus ojos. Un cielo azul acompañado de pequeñas nubes blancas, montañas verdes y saludables, el pequeño camino de tierra, las humildes casas de los vecinos. Pero la mayor pieza de admiración era ella: Rosa, la mujer a la que nunca se atrevió a decirle lo que sentía. Desde la altura de la ventana, el maestro la observaba mientras ella, con dulzura y sutileza, cuidaba las flores de su jardín. Veía cómo movía sus manos, y le pareció escucharla cantar. Cerró sus ojos, queriendo capturar para siempre aquella imagen.

El sonido de una máquina lo trajo de vuelta. La enfermera cerró el libro y se dispuso a levantarse. Pero el señor Smith le sostuvo el brazo, gastando la poca energía que le quedaba. La miró suplicante.

- Pensé que se había quedado dormido, señor Smith.

Él volvió a mirarla con suplica.

- No, sabe que es hora de la terapia y el doctor llegará pronto.

Él bajó la vista y no dijo nada. Al instante el doctor hizo presencia, sosteniendo un gran expediente. Se acercó a la enfermera y procuró no hablar muy alto.

- Rosa, ¿le volviste a leer su libro? Sabes que ya no recuerda que fue escritor.

Ella lo miró con incredulidad y pena.

- Sí, pero él tiene derecho a recordar lo que una vez sintió.

Y echándole una última mirada, Rosa salió de la habitación, sosteniendo el libro del gran maestro Smith en su pecho.


AuraLuna

Me gusta el café frío, el té y la música lofi/chill. Vivo en un bosque mágico. Comencé la aventura de escribir novelas y cuentos en el dos mil cinco, por lo que hoy mi pasión y estudios están enfocados en la literatura. Estudio una Licenciatura en Comunicaciones en la Universidad Ana G. Méndez. Actualmente brindo servicios independientes a escritores que desean autopublicar o tener una mejor calidad en su edición, desde el inicio de una portada hasta la promoción del libro en redes sociales. Obtuve varios diplomados en el sector Editorial, certificaciones de Coaching y Mentoring, Manejo de Redes Sociales, Marketing Digital y cursos aprobados por la empresa Facebook para la creación, seguimiento y productividad de cuentas, contenido y anuncios. También hago páginas web y/o blog sencillos, tanto para autores como negocios pequeños.

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