Lo nuestro es una historia casi imposible- le había dicho a ella, en cortas palabras aquella tarde de octubre. Su pecho no pudo contraerse mas, pues como cristales quebrados esparcidos en el espacio, había explotado sin tan siquiera avisar. De sus ojos no salían lagrimas, pues la impresión fue tan grande, que el impacto congelo su sistema nervioso, creo que para no caer en una muerte súbita. No recordaba haber dicho palabra alguna al instante, su mente no se lo permitía. Ella tan solo estaba allí sentada, absorbiendo el frío y la incertidumbre, mientras las voces su al rededor continuaban las ridículas platicas sobre como nos convertiríamos en robots. Tal vez eso era precisamente lo que ella necesitaba, convertirse en un robot, sin sentimientos, sin pensamiento lateral. Ser tan solo un cuerpo llevado por ordenes y números. Quizá así se ahorraría las penas, las dudas, el maldito dolor intenso en el pecho que era imposible de quitar. Imposible. Esa era la palabra del día, la palabra que definiría su estado de animo por largo tiempo, seguramente indefinido. Cerro sus ojos un instante, deseando que el suelo se abriese para entrar en el infierno y arder, porque nada se compararía.
Nunca dejare de amarte- dijo seguido de una larga y eterna espera. Ella sintió como su cuerpo se relajaba, pero no lo suficiente. Algo le decía que no era suficiente. La confusión inundo su mente, y con los ojos nublados y sin color, recogió sus cosas y se marcho hacia la calle, donde quizá el calor y el trafico de autos la haría mantener con los ojos despiertos... pero no su corazón.
AuraLuna.
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