Agonía...
Eso es lo que siente mi cuerpo cada día.
Cada mañana, cuando abro mis ojos,
y recuerdo que sólo fuiste una fantasía.

Maldita ironía!
Que puedo tener al hombre que quiera.
Que puedo regodearme en mi belleza.
Pero es mi cuerpo el que te desea.
Mi mente la que te suplica.
Mi corazón el que te necesita.

Bendito Dios, por lo que me ha hecho!
Te has colado todo por mis venas,
por cada célula de mi piel canela y los negros rizos de mi cabellera.

Que me parta un rayo si te miento.
Cuando digo que podría salir corriendo,
gritar tu nombre y el mío.
Sólo... sólo si no fuera prohibido.

Pero todo será hasta que llegue la noche.
Cuando por fin me encuentre con tus ojos, hermosos y llenos de pasiones.
Mañana recordaré mi desgracia,
ahora sólo quiero probar tus labios.
Déjame sentir por completo,
ese cálido y dulce pecado.
Que me lleva a los lugares más altos y me regalan eternas emociones.