No preguntes como pasó. Simplemente sucedió. Tenemos, hoy por hoy, complicidad. Esa única conexión entre dos seres que no necesitan tocarse para sentirse. Es una magia existente, latente en nuestro corazón. Mirarnos a los ojos y saber lo que deseamos, saber lo que pensamos sin hablarnos. Compartimos ese secreto entre dos, de saber cuanto nos amamos. Un secreto que fluye en la piel, y hasta el ciego lo podría ver. Porque el amor, más allá de todo, se siente. Podemos complementarnos mutuamente de formas exquisitas. Pues no necesitas comprarme flores para hacerme sonreír, y no necesito enseñarte mis bragas para seducirte. El furor de nuestra pasión puede más que el tiempo y los tropiezos. Y nuestro amor trasciende las barreras de cualquier distancia y espacio. Nuestros pies caminan sobre la tierra, conscientes de nuestra posición. Pero nuestra alma camina sobre las nubes, dejándonos sentir cada respiro con deleite. Mi espíritu se llena de júbilo al más mínimo detalle de tus palabras en la mañana. Mi cuerpo se entremese al leve roce de tus insinuaciones. Y mi corazón se lanza a tus brazos cada vez que me dices "te amo". No apartes tus ojos de mi, amado mío, pues por ti pongo las manos al fuego. Soy capaz de lanzarme al mundo y maldecir a todo ser vivo que tan sólo intente hacerte daño, porque eres un tesoro, un hombre maravilloso. Un hombre que lleva luz en los ojos y fuego en la boca, un fuego que abraza y calienta. Eres único en el universo. Como tu no hay ni otra mitad. Y no pasa un sólo día en darle las gracias al cielo por tenerte. Mi corazón es tuyo.
Con amor profundo:
Tu amada.
AuraLuna. Llena hasta la saciedad de romanticismo y pasión.